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16 de noviembre de 2011

Máquinas de Ritmo - Parte IV

Por Sebastián Cordovés

Promediando la década del 80 las máquinas de ritmo digitales comienzan a evolucionar hacia una forma de instrumento más complejo. En el campo sonoro, y nuevamente gracias al abaratamiento de las memorias digitales, la aumentada capacidad de almacenamiento de datos hace que se incremente la resolución a 12 bits lineales en un principio y a 16 bits lineales hacia el final de la década (recordemos que la primera generación de máquinas de ritmo digitales usaba sampleos de 8 bits lineales u 8 bits μ-law). Además se incrementa la frecuencia de muestro a más de 30 KHz llegando a 44.1 KHz y 48 KHz en los últimos modelos de esta generación. 

Roland TR-707
Este incremento de la resolución y la frecuencia de muestreo mejoraron la calidad del sonido de estas máquinas. Además, memorias más grandes permitieron sampleos de mayor duración, lo que permitió que algunos sonidos que anteriormente eran cortados abruptamente, como los crashes, rides y toms (o incluso omitidos como en el caso de la LM-1 que no tenía crash ni ride) pudieran tener un decay natural y una duración acorde. 


Otro factor que contribuyó a aumentar la duración de algunos sonidos fue la agrupación de varios sampleos (o todos) en una misma memoria, ubicándolos uno a continuación del otro, e indexando el acceso a los distintos sonidos dentro de la memoria, a diferencia de la estrategia de usar una memoria para cada sonido que se usaba anteriormente. De esta manera un sonido de muy corta duración que antes era contenido en una memoria exclusiva para él, ocupaba parte de la memoria con silencio; en cambio al estar agrupado con otros sonidos, este sonido cedía ese espacio no utilizado a otro que se encontrara en la misma memoria. 
Korg DDD-5
Este último cambio impidió la práctica establecida hasta ese momento de cambiar las memorias que contenían un sonido por otra con un sonido diferente, con lo que muchas de las máquinas de ritmo de esta nueva generación se vieron limitadas al set de sonidos de fábrica (Roland TR-707, TR-626, Yamaha RX-21, Korg DDM-110, Boss DR-220, Alesis HR-16, etc.).
Para solucionar ésto, los fabricantes implementaron puertos de expansión, donde se podía insertar tarjetas de memoria con sonidos extra (Korg DDD5, Yamaha RY-30, Roland R8, etc.), o cargar sonidos desde una disquetera. Algunas de la máquinas más complejas inclusive permitían samplear sonidos, ya sea mediante una expansión que se le agregaba a la máquina original (Linn 9000, Korg DDD1, etc.) o nativamente (Emu SP-12, Casio RZ-1, RSF SD-140, Akai MPC-60, etc.).
Con el tiempo la cantidad de sampleos aumenta, con lo que una máquina de ritmos podía tener variaciones de un mismo tipo de instrumento (2 ó 3 sonidos de bombo, 2  ó 3 sonidos tambor, etc.), lo que lleva a la introducción del concepto de kit, el cual agrupa un set de sonidos percusivos y una serie de parámatros editables por el usuario, tales como volumen, paneo y afinación, de cada uno de los sonidos.
Por otro lado, las máquinas de ritmo aumentaron su versatilidad en el campo de la programación de ritmos, no solamente aumentando la cantidad de patrones rítmicos y canciones que podían almacenar, sino también aumentando la cantidad de parámetros que se podían programar en la secuencia.

Linn 9000
Para la época que salieron al mercado (mediados de los 80), ya los músicos y productores habían aceptado a las máquinas de ritmo como instrumento de uso común, por lo que no es raro encontrarlas en hits de ese período y fueron usadas por innumerables artistas como Depeche Mode, Erasure, Phil Collins, Tears for Fears, New Order, Pet Shop Boys, etc. Algunas ayudaron a darle forma a varios géneros electrónicos, como el Detroit Techno, el Chicago House, o el Acid House donde es fácil reconocer la Roland TR-707 entre otras. 

En los 90s perdieron fuerza y entraron en desuso hasta que en los 2000 vuelven a la carga de la mano del Electroclash y con la nueva generación de artistas Electro y Electropop. Además, en los últimos años se han convertido en las máquinas de ritmo preferidas para hacer circuit bending, en parte debido a que se consiguen a muy bajo precio en el mercado.
Siendo máquinas cuyos sonidos son básicamente sampleos, no se han hecho clones propiamente dichos de las mismas, ni en formato hardware ni software, pero si han sido sampleadas por muchas otras máquinas de ritmo que salieron posteriormente, además de existir innumerables librerías de sampleos que contienen sonidos de éstas.

Emu SP-12
Esta generación de máquinas de ritmo cierra su período más prolífero. A partir de los 90 su producción decae considerablemente, reemplazadas en primera instancia por los samplers que se hacen más accesibles económicamente y más versátiles, y luego por las computadoras e instrumentos virtuales. Además, muy pocas de las máquinas de ritmo que salen al mercado a partir de este punto logran tener un carácter propio, al punto de ser reconocidas dentro de una canción como pueden serlo la mayoría de las que hemos visto hasta ahora, pero aún quedan algunas que vale la pena mencionar.
Por otro lado en los últimos años ha habido un resurgimiento de las máquinas de ritmo en formato virtual (software) o híbrido (software + hardware) que ha generado nuevo interés en ellas.

Nos vamos acercando a la actualidad y en la próxima entrega haré un resumen de lo ocurrido en los últimos 20 años.


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Sebastián Cordovés es músico, técnico de sonido y constructor de instrumentos electrónicos.
Estudió Sonido y Grabación en la UNLa. Actualmente, produce, mezcla y masteriza bandas en su estudio personal.
Integra la banda electropop Cosaquitos en Globo donde toca sintetizadores y se encarga de las programaciones.
Desde hace 10 años construye sintetizadores e instrumentos electrónicos.
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