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Linn LM-1 |
El secuenciador (donde se programaban y almacenaban los ritmos) estaba constituido por un microcontrolador (MCU) que enviaba señales de trigueo que disparaban las voces que contenían los distintos sonidos de percusión. Cada una de estas voces era un circuito separado constituido por un oscilador o clock conectado a una memoria EPROM en la que estaba grabada una muestra (sampleo) digital de un sonido de percusión, y aunque estas muestras eran de solamente 8 bits, utilizaban un tipo de compresión llamado μ-law que aumentaba el rango dinámico, obteniéndose el equivalente a audio de 14bits, aunque no la misma calidad de sonido.
La salida de la memoria EPROM estaba conectada a un conversor digital-analógico (DAC) que se encargaba de convertir los datos binarios guardados en la EPROM a una señal analógica y al mismo tiempo decodificaba la compresión de la muestra. Finalmente la señal analógica pasaba por un filtro pasabajos que eliminaba el exceso de alta frecuencia producido por los escalones (o saltos) del audio digital. El oscilador o clock determinaba la frecuencia con que se leían las muestras almacenadas en la EPROM, por lo que si se variaba la frecuencia del clock se podía variar la afinación de los sonidos.
En muchas de las primeras máquinas de ritmo digitales, los diseñadores no incluían la opción de que el usuario modificara el clock de cada voz, pero en esta época era muy común que los músicos customizaran sus instrumentos y generalmente ajustaban el clock (afinación) de cada voz a su gusto, modificando o recalibrando el circuito dentro de la máquina de ritmo.
Estas primeras máquinas digitales tenían un limitado set de sonidos y debido a que los sonidos eran grabaciones a las que sólo se les podía cambiar la afinación, la única manera de lograr sonidos diferentes a los que venían de fabrica era cambiar las memorias EPROM por otras diferentes, por lo que los fabricantes ofrecían EPROMs con sonidos alternativos que debían ser cambiados por un técnico o por el mismo músico (en caso de que se animara a hacerlo).
Más tarde Oberheim ofrecería un dispositivo capaz de grabar audio en memorias EPROMs para varios modelos de máquinas de ritmo (incluyendo las Linn, Simmons y Sequencial Circuits), este aparato era el Oberheim Promer y fue el único dispositivo comercial destinado específicamente a esta tarea.
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Sequencial Circuits Drumtraks |
Debido a la limitada capacidad de las memorias EPROM de la época, las frecuencias de muestreo (frecuencias de clock) debían mantenerse bajas (alrededor de los 25KHz), y además los sonidos almacenados debían ser de muy corta duración. Todas estas limitaciones técnicas y de diseño que tenían estas primeras máquinas de ritmo les daban su sonido característico y a pesar su limitada calidad sonora eran mucho más realistas que las máquinas analógicas, por lo que los músicos casi inmediatamente comenzaron a usarlas.
Después del éxito obtenido por los primeros modelos, salieron al mercado versiones mejoradas: Linn sacaría la LinnDrum (también conocida como LM-2) y Oberheim la DX. Además, otras compañías se sumarían a la era digital: Sequencial Circuits sacaría la Drumtraks, MXR la Drumcomputer, E-mu la Drumulator, y Dr Bohm la Digital-Drums, aunque estas últimas comenzaban a mostrar características de la siguiente generación de máquinas de ritmo digitales.
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Linn LinnDrum |
Estas máquinas de ritmo que se usaron muchísimo a principios de los 80s, fueron lentamente desplazadas por la siguiente generación de máquinas digitales (aunque algunas como las Linn LinnDum y Oberheim DX se usaron durante toda la década). Durante los 90s no fueron tan populares, aunque de cuando en cuando se las podía escuchar en algún track, como por ejemplo la LM-1 en “It Doesn’t Matter” de The Chemical Brothers.
En los 2000 se hacen presentes en el electro con reminiscencia ochentosa, y muy fuertemente en el electroclash, y se las puede escuchar en muchos de los releases de sellos como Gigoló Records o Mogul Electro.
Casi cada librería de sampleos con orientación dance tiene sonidos de alguna de estas máquinas, especialmente de la LinnDrum y la DMX (que con el tiempo demostraron ser las más populares), muchas veces citándolas como fuente de las muestras, y muchas veces sin hacer mención a ellas (aunque claramente reconocibles).
Más adelante vamos a ver cómo los fabricantes comienzan a refinar el arte del sampleo y dan paso a la siguiente generación de máquinas de ritmo.
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Sebastián Cordovés es músico, técnico de sonido y constructor de instrumentos electrónicos.
Estudió Sonido y Grabación en la UNLa. Actualmente, produce, mezcla y masteriza bandas en su estudio personal.
Integra la banda electropop Cosaquitos en Globo donde toca sintetizadores y se encarga de las programaciones.
Desde hace 10 años construye sintetizadores e instrumentos electrónicos.
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