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24 de diciembre de 2011

Máquinas de Ritmo - Parte V [Ultima entrega]

Por Sebastián Cordovés

Electron Machine Drum
El mayor auge de las máquinas de ritmo, tanto en demanda como en producción, se produjo durante la década de los 80. A partir de los 90s ese auge fue decayendo por distintos motivos: en parte por el creciente uso de samplers y de los sintetizadores denominados workstation (que integraban sonidos de batería y sequencer), y más tarde por las grooveboxes (versiones actualizadas de los workstations y orientadas a la música bailable), y en parte por el uso de computadoras que comenzaron a reemplazar los sequencers y que luego incorporaron la posibilidad de tener sonidos propios generados por software.

Debido a ésto, y salvo algunas excepciones, durante los 90 y los 2000 hubo muy poca actividad en la producción de máquinas de ritmo. Sólo algunas compañías como Boss, Akai, Alesis y Zoom continuaron produciéndolas, acompañadas por la salida ocasional de algún modelo de otra marca.
Korg Electribe
En general, no sufrieron grandes cambios, más que mejoras en la calidad de sonido, más memoria para samples y para patrones rítmicos, pero la regla general fue la falta de creatividad y la falta de innovación de parte de las compañías, volviéndolas -desde mi punto de vista- aburridas.
Caben destacar algunas excepciones como la Korg Electribe ER-1, la cual introdujo síntesis de FM por primera vez en una máquina de ritmo, la Electron Machine Drum que combinaba varios tipos de síntesis, sampleos y un concepto modernizado en cuanto a la interface y control, y recientemente la DSI Tempest (diseñada por dos pioneros de los instrumentos electrónicos, Dave Smith y Roger Linn), que combina síntesis análoga, samples, efectos, y una interface moderna con controles que permiten un gran nivel de expresividad.

La tendencia general (especialmente a partir de la década del 2000) fue migrar hacia el software. En los ochentas aparecieron algunas máquinas de ritmo que funcionaban en computadoras personales, tales como la Commodore 64 y la Apple II, con una calidad de sonido muy limitada y sequencers muy básicos. Luego, en los noventas, aparecieron las primeras aplicaciones para PC y MAC con un sonido bastante mejorado, la posibilidad de cargar samples en formato WAV y sequencers comparables a los de hardware.
DSI Tempest
Entre estas aplicaciones cabe destacar el Fruity Loops, que comenzó siendo una simple máquina de ritmos y evolucionó a partir de ahí a un DAW (Digital Audio Workstation).
Ya en los 2000 el uso de instrumentos virtuales en forma de plugin se hizo moneda corriente y comenzaron a aparecer algunos VSTi y DXi con sonidos de batería y percusión (generados tanto por síntesis como mediante sampleos), aunque carecían de un sequencer y los ritmos debían programarse en el programa host (o DAW). Más tarde comenzaron a incorporar un sequencer que los independizaba del progrma host y los convertía en máquinas de ritmo propiamente dichas.
Uno de estos primeros VSTi en incorporar un sequencer fue el Sonic Charge MicroTonic. La introducción de un sequencer incorporado fue muy bien recibida por la comunidad de músicos y pronto surgió un nuevo y más avanzado tipo de instrumento virtual que combinaba la reproducción de samples (orientada a samples de percusión específicamente) con abundantes posibilidades de edición de los mismos, efectos individuales para cada sample, así como efectos globales, y un sequencer moderno que permitía la creación de patrones rítmicos de de una forma fácil e intuitiva (en un formato parecido al que incorporara Roland en su línea TR de los 80s y que después adquirieran muchas otras máquinas de ritmo), pero que además agregaba funciones avanzadas como automatización de parámetros por paso, microedición y cuantización por groove, entre otras cosas.

Entre las primeras máquinas de este tipo está la FXpansion GURU, y más tarde se agregaron la Image Line Drummachine y la FXpansion Geist, entre otras.

FXpansion GURU
Este nuevo tipo de máquinas de ritmo virtuales pronto dejó en evidencia la necesidad de una mejor interacción con el usuario, lo cual llevó al desarrollo de una combinación de hardware y software que permitiera tener una interacción física con el instrumento, pero que además tuviera la flexibilidad y la integración que permite el software. De esta forma surgen máquinas como la Native Instruments Maschine, BeatKangz Beat Thang y la Arturia Spark que si bien están basadas en software siguiendo el lineamiento planteado por la FXpansion GURU, tienen una parte de hardware que por un lado actúa como controlador y permite editar el software, tanto en su aspecto sonoro como en la creación de patrones rítmicos, y por otro lado este hardware puede desconectarse y usarse por separado independientemente del software, lo cual las hace portátiles y muy atractivas para su uso en vivo.

Hasta aquí llega nuestro repaso por la evolución de las máquinas de ritmo, que tuvieron un comienzo modesto pero que finalmente se convirtieron en una herramienta indispensable para la música actual, especialmente en el electro que es el género que moviliza este blog.

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Sebastián Cordovés es músico, técnico de sonido y constructor de instrumentos electrónicos.
Estudió Sonido y Grabación en la UNLa. Actualmente, produce, mezcla y masteriza bandas en su estudio personal.
Integra la banda electropop Cosaquitos en Globo donde toca sintetizadores y se encarga de las programaciones.
Desde hace 10 años construye sintetizadores e instrumentos electrónicos.
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